lunes, 16 de mayo de 2011

La evaluación como compromiso o cómo resultado.


Conversaba con algunos de mis estudiantes del noveno semestre de la Carrera de Educación, cuando surgió el tema del sentido de la evaluación en el proceso pedagógico.

En el diálogo comentamos, que según el reglamento de la Universidad, la calificación numérica que obtienen al llegar al décimo semestre no es significativa pues dicho valor se cambia por el resultado obtenido en la defensa de su trabajo de grado, que por lo general es después de varios semestres.

Entonces el análisis hizo un giro hacia la necesidad de una evaluación dirigida más al compromiso individual, que al resultado de cumplir con una meta. Los estudiantes asumen por lo general la posición de cumplir para quedar evaluados y de esa manera avanzar hacia las próximas asignaturas.

Pero en la práctica cuando la evaluación se dirige sólo al cumplimiento, cabe preguntarse qué queda para el individuo evaluado, cómo se siente sabiendo que solamente realizó su trabajo para cumplir y escasamente para desarrollarse.

Bajo esta óptica encontramos muchos estudiantes que realizan sus trabajos para cumplir con el docente, a veces, tratando de engañarlo con la copia de otros trabajos, cambiando nombres de autores y en especial dejando la entrega de su trabajo para el último minuto del plazo.

Cada semestre discuto con mis estudiantes, que la evaluación no la concibo como un compromiso de ellos para el profesor, sino como el grado de satisfacción que cada uno alcanza en las tareas propuestas. 

Sin embargo con pesar observo que de cada diez blogs creados en clases, menos de uno se actualiza. Similar dato encuentro con los cuentas creadas en Twitter. El pasado semestre se crearon más de 40 cuentas en esta red social y solo dos estudiantes la siguen empleando.

La evaluación, no es solo una nota, un número, va más allá de ese resultado. Su carácter subjetivo le impregna un sentido bien complejo, tanto para estudiantes como profesores.

En el proceso pedagógico se insiste con gran peso en el carácter educativo que debe poseer la evaluación, pero cuando el estudiante se evalúa piensa y actúa más en el sentido de cumplir con el profesor que consigo mismo.

Los profesores solemos ver la evaluación como un proceso que nos lleva gran tiempo, por lo general fuera de la escuela o universidad. Reporta un gran trabajo a veces desagradable y casi siempre agotador. Los padres ven la evaluación como el acto de recompensa por su esfuerzo y catalogan a sus hijos por los resultados numéricos. Por último los estudiantes consideran que la evaluación es más un castigo y actúa sobre ellos como la clásica espada de Damocles. En otras palabras todos tenemos opiniones diferentes sobre este componente tan importante de la actividad educacional.

No dejo de reconocer el importante valor de la evaluación en su carácter formativo, pero acaso tanto profesores como estudiantes, logramos alcanzar el nivel que representa esta función tan importante de la evaluación.

Creo que no lo logramos.

9 comentarios:

  1. la verdad lic. comparto su opinion por que lo veo con mis compañero y en algunos casos en el mio, pienso que esto tiene que ver con la madurez de cada estudiante. un aspecto que veo que es importante es cuando uno autofinancia su estudio, valora mas el sacrificio que hace para superarse cosa que algunos estudiantes que siguen dependiendo de papá no valoran el sacrificio de los padres.
    para mi una nota no es lo mas importante si no que valoro mas lo que he aprendido de esa materia.

    ResponderEliminar
  2. Kléber Mejía Guzmán16 de agosto de 2012, 14:03

    Muy de acuerdo con la concepción planteada sobre los procesos de evaluación, ya que nos invita a reflexionar más profundamente. No existe una cultura de rendición de cuentas, prefiero utilizar este término como sinónimo de evaluación, pero que engloba aspectos más amplios, que apuntan a modificar nuestra percepción, práctica y especialmente compromiso con nuestras actividades y desarrollo individual con proyección al desarrollo social. El tema planteado merece, sin duda, aportes de especialistas, ojalá pueda suceder.

    ResponderEliminar
  3. Importante descripción de la disyuntiva: "aprender para quedar bien o aprender para desarrollarse". Tanto docentes como estudiantes deben asumir un rol más comprometido con el conocimiento que con la nota, ya que la nota en muchos casos es circunstancial y subjetiva, mientras que el conocimiento es firme.

    ResponderEliminar
  4. Dr. es correcto, los estudiantes consideran a la evaluacion como un castigo, para los padres significa solo un numero, por el cual se guian para premiar o castigar a sus hijos. La importacia de la evaluacion es muy poco explicada por los mismo profesores en las aulas. Es por ello de lo relativo que es la evaluacion para los componentes que intervienen en todo el proceso pedagogico.
    El profesor debe ser claro y mencionar que es lo que se trata de lograr con las evaluaciones.

    ResponderEliminar
  5. La evaluación debe dar un giro de 180º, a mi juicio debe dejar de ser de carácter cuantitativo y convertirse en una medición cualitativa, donde ya no sea un frío número el que reciban los estudiantes como aval para demostrar si el aprendizaje fue o no significativo.

    En segundo lugar, la evaluación debe ser verdaderamente continua, se debe evaluar el proceso, no únicamente el resultado.

    Como bien anota Carlos, el estudiante tabaja en una asignatura no para aprender sino para satisfacer al docente quien tiene el poder de evaluarlo.

    Con una nueva concepción de la evaluación lograremos que el proceso pedagógico cumpla con su tarea de lograr que los estudiantes generen conocimiento.

    Darío Anchaluisa

    ResponderEliminar
  6. La evaluación debe ser interna para cada persona y sirve como información si llegamos a nuestros objetivos planteados, por lo cual se debe romper el paradigma educativo de sobrecargar la herramienta de evaluación para medir el conocimiento, y dar una mejor utilización como retroalimentación del proceso.
    Saludos
    Rómulo

    ResponderEliminar
  7. Estimado Carlos con todo respeto):
    Uno como docente solo es un medio que forma parte de este proceso pedagogico, el compromiso es de uno mismo con sigo mismo y el valor que tendrá solo será del que la de uno mismo. Hasta la mas pequeña e insignificante hoja no cae sin el concentimiento de Dios y uno no puede hacer nada para evitarlo. Le cuento una anegdota: "Yo entré a trabajar en el campo petrolero apenas recien hace un año y un poco mas, me acuerdo que al primer mes debido al organigrama de capacitaciones que tiene PETROBRAS me tocó hacer un curso de 4 horas seguidas sin parar y dar examen al final del curso, en ese curso habian varios ingenieros y trabajadores que ya estaban bastante tiempo en el rubro, pero como siempre suele haber, habian varios de ellos que seguian como si todavia fueran estudiantes de colegio (¿me entiende?) tal como los describe usted lineas arriba, al alzar mi cabeza durante el examen y verlos haciendo trampa y copiando simplemente me quedé sorprendido (yo decia: ¡¡¡a nuestra edad y todavia con eso!!!, decidí no levantar mas mi cabeza ni oir nada hasta terminar mi examen, examen que solo podria aprobarlo si tuviese una memoria fotografica, salí muy descontento de esa sala donde dimos el examen, porque era antipedagogico ese curso y cruel tomar un examen de ese nivel. Obviamente no aprobé tal, menos mal no lo boté las fotocopias del curso que nos dieron al inicio y estuve leyendolo en el transcurso de la semana (sin profundizar pero leyendolo con la finalidad de aprender), cuando de repente, me acuerdo un sabado por la tarde salió otra invitacion para realizar el mismo curso para aquellos que todavia no lo habian realizado, sin pensarlo 2 veces me inscribí pues era mi ultima oportunidad, (pues para mi esa certifacion era muy importante para el desemvolvimiento dentro de mi trabajo rutinario); asi que al dia siguiente ya en el momento del examen me apoyé en lo que habia leido, en lo que habia vuelto a ver en el curso, pero esta vez, la necesidad de ese certificado (tan necesitado) me obligó a tener que tambien (parte del examen) valerme de lo que mis oidos escuchaban, al terminar el examen en una parte indicaba que te pareció el curso, ahi coloqué mi apreciacion personal y las sugerencias para mejorar esos tipos de cursos antipedagogicos. A los 2 dias salió en la nomina de aprobados mi nombre el cual me indicaba que obtendria dicho certificado y podria seguir trabajando en el puesto donde estaba; ese mismo dia comencé a leer y estudiar con profundidad nuevamente el contenido del curso que habia realizado hasta dominarlo completamente, lo cual en una semana dedicandole todas las noches solo a eso ¡pude hacerlo!, al contrario de los demas que se conformaron con copiar, hacer trampa y aprobar y luego no lo volvieron a tocar el tema."
    Como verá mi estimado Carlos, a veces las cosas no son lo que parecen, o no tienen un final como el que predecimos, uno como docente tenemos limitantes, aunque nuestro deseo asi lo sea, no podemos definir la vida de los demas, pero si podemos darles todas las herramientas necesarias para que salgan hacia adelante.

    Saludos

    Abad Victor

    ResponderEliminar
  8. La evaluación no debe verse con caracter punitivo, tampoco tiene que ser la meta o la nota final. mas bien debería verse como un proceso permanente en el cual se conjuguen tanto la parte cuantitativa y la cualitativa.

    Saludos

    Héctor

    ResponderEliminar
  9. Dr. Estoy de acuerdo con sus opiniones planteadas sobre los procesos de evaluación, yo también fui o soy alumno y esto nos ayuda a reflexionar profundamente. No está bien formada esa cultura de formación o evaluación. Este tema planteado merece, sin duda, aportes de especialistas y gente de experiencia para mejorar nuestra educación y dar un giro total.

    ResponderEliminar